jueves, 11 de noviembre de 2010

Tipología de argumentación jurídica.

Según Anthony Weston, autor del manual Las claves de la argumentación, podemos diferenciar las siguientes clases de argumentos:


Argumentos mediante ejemplos:

Este argumento se basa en añadir el mayor número de ejemplos posibles a una postura defendida para evitar generalizaciones.

Ejemplo:
En épocas pasadas, las mujeres se casaban muy jóvenes. Julieta, en Romeo y Julieta de Shakespeare, aún no tenía 14 años. En la Edad Media, la edad normal del matrimonio para los jóvenes era de 13 años. Y durante el Imperio romano muchas mujeres romanas contraían matrimonio a los 13 años, o incluso más jóvenes.


Argumentos por analogía.

 Los argumentos por analogía, en vez de multiplicar los ejemplos para apoyar una generalización, discurren de un caso o ejemplo específico a otro ejemplo, argumentando que, debido a que los dos ejemplos, son también semejantes en muchos aspectos, son también semejantes en otro aspecto más específico.

Ejemplo:
La gente lleva su coche a arreglar y a revisar cada pocos meses sin rechistar. ¿Y por qué no prodigan los mismos cuidados a su propio cuerpo?


Argumentos de autoridad.

 Nadie puede erigirse en un experto, mediante la experiencia directa, en todas las cosas que es posible conocer. No podemos catar todos los vinos del mundo para decidir cuál es el mejor. En su lugar, tenemos que confiar en otros-personas, organizaciones u obras de referencia más documentadas-para que nos expliquen gran parte de los que necesitamos saber sobre el mundo. Necesitamos lo que se denominan argumentos de autoridad.

 Ejemplo:
Mi amigo marcos dice que los vinos griegos son los mejores del mundo.


Argumentos de las causas

 Las preguntas son, frecuentemente, causas y sus efectos: sobre qué causa qué. Los efectos positivos que deseamos potenciar; los efectos negativos que deseamos prevenir.
La mayoría de los sucesos tienen muchas causas posibles. Por lo tanto, con encontrar una causa posible no nos basta. Tendremos que demostrar que esa es la causa más probable.

 Ejemplo:
Los médicos nos comunican que tomar un buen desayuno provoca una mejora en nuestra salud. Sin embargo, también quieren saber por qué se produce esto.




Argumentos deductivos.

 Un argumento deductivo es un argumento de forma tal que si sus premisas son ciertas la conclusión también tiene que ser cierta. Los argumentos deductivos correctamente formulados se denominan argumentos válidos.

A su vez, esta clasificación admite la existencia de varios subtipos:

Modus ponens (Positivo).

Ejemplo:
    Si se usan las letras p y q para representar enunciados, la forma deductiva más simpre es:
    Si p entonces q.
    p.
    Por lo tanto, q.

Modus tollens (Negativo).

Ejemplo:
    Si p, entonces q.
    No q.
    Por lo tanto, no p.

Silogismo hipotético.

  Ejemplo:
    Si p entonces q.
    Si q entonces r.
    Por lo tanto, si p entonces r.

Silogismo disyuntivo.

Ejemplo:
    p o q
    no p
   Por lo tanto q

Dilema.
   
Ejemplo:
    p o q   
    Si p entonces r
    Si q entonces s
    Por lo tanto, r o s.

Reductio ad absurdum.

Establecen sus conclusiones mostrando que la negación de la conclusión conduce al absurdo. No se puede hacer otra cosa salvo aceptar la conclusión.

Ejemplo:
    Para probar: p.
    Se asume: No-p (esto es, que p es falso).
    De esa asunción se deriva una implicación: q.
    Se muestra: q es falso (contradictorio, estúpido, “absurdo”).
    Se concluye: p.

Además de estos tipos, podemos incluir las falacias, argumentos que conducen a error. Muchas de ellas son tentadoras y por lo tanto tan comunes que incluso tienen sus propios nombres.

Aparte de este criterio, se pueden encontrar otras muchas clasificaciones en:
- Argumentación judicial del abogado, MARTINEAU, F.
- La argumentación, PLANTIN, C.


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